¿Alguna vez te has preguntado cuáles son tus límites?
Tenía 9 años, estudiaba el cuarto año de primaria. Tomaba clases de regularización por lo complicado de entender algunos temas en la escuela, pero siempre me inquietó dejar atrás algo que no comprendiera.
Un día, un profesor de matemáticas sugirió a mi madre que yo diera clases de regularización a niños de mi edad o más pequeños. Confieso que acepté con cierta inseguridad. – ¿Cómo habría de dar clases? – Me gustaba explicar, pero dar clases iba más allá de mis “límites”.
Al parecer, mis clases gustaban mucho y más alumnos llegaban a tomar mis clases, de todos los grados y edades (iguales, menores y hasta mayores); llegué a tener grupos de 20 estudiantes. Sinceramente esto rebasaba totalmente mis límites (nuevamente). – “¿Cómo dar clases a niños mayores que yo, con temas más avanzados? – Es imposible” sin embargo, lo tomé como reto personal; estudiaría temas más avanzados. Ahí entendí que cuando cedemos osadía a la voz que nos dirige, los límites se convierten en obstáculos a saltar.
Ya en bachillerato, en proyectos educativos, otras escuelas, bibliotecas, concursos, cursos, talleres, conferencias, escribía pequeños artículos científicos, etc. Me encantaba motivar y hacer sentir capaz de todo a mis alumnos (siempre fue mi prioridad). En esta etapa decidí competir en la Olimpiada Universitaria del Conocimiento. Sinceramente representó un conflicto, estaban en otro nivel, ganar era inalcanzable, “de ensueño”. No obstante, participé en el área de biología, mi materia favorita. En aquella ocasión solamente resulté finalista y aunque me afligió un poco, me propuse volver a intentarlo al año siguiente.
– ¡Dicho y hecho! – con mejor preparación, motivación y apoyo, concursé, esta vez obteniendo la medalla de oro, en ese momento es cuando te das cuenta de que la unión entre la disciplina y la pasión pueden llevarnos a lograr cosas extraordinarias que creemos que son “de ensueño”. Este aprendizaje despertó completamente mi pasión en temas de genómica, ingresé al programa Jóvenes hacia la Investigación en Ciencias Naturales y Matemáticas, con mi proyecto sobre enfermedades mitocondriales. Mi proyecto fue aceptado y lo presenté en un foro, – ¡Yo quería ser científica! –
Gracias a este programa de investigación, elegí el Instituto de Fisiología Celular http://www.ifc.unam.mx/ , en la entrevista me dejé llevar y le conté lo que más me apasionaba, la genómica, le dije: “mi sueño guajiro” es hacer investigación en el Instituto Nacional de Medicina Genómica https://www.inmegen.gob.mx/ ; espero poder lograrlo, aunque sería dentro de varios años.
La entrevistadora me sonrió, trajo consigo un catálogo y me dijo: “este es un catálogo que le damos a jóvenes destacados y apasionados como tú, – ¿te gustaría revisarlo? – Yo sorprendida, acepté y leí las opciones: “Instituto Nacional de Cardiología”, “Instituto Nacional de Pediatría”, “Instituto Nacional de Medicina Genómica-INMEGEN”. Dejé de leer y sin pensarlo dos veces, elegí el INMEGEN a la edad de 17 años.
Actualmente tengo 18 años, estudio la licenciatura de Médico Cirujano en la Facultad de Medicina de la UNAM http://www.facmed.unam.mx/ . Estoy convencida que al generar un trabajo constante y apasionado los límites desaparecen, somos nuestro propio motor para alcanzar las estrellas. Todo podemos lograr hasta aquello que consideramos “de ensueño”.
Lissette Haydee García Mena