Sobreviviendo a la pandemia sin cubreboca.

Después de 9 días de cuarentena, tuve que salir de compras y me di cuenta de que todo mundo traía cubrebocas. Primero noté que la mayoría lo traía mal puesto (sin cubrir la nariz y boca). Es en este momento cuando me doy cuenta – ¿tenemos idea de qué es un virus y qué tamaño tiene? –

Un virus es material genético cubierto por una primera capa de proteínas y la segunda capa compuesta por grasas (lípidos). Imagina que este virus sólo se convierte en algo infeccioso cuando ingresa en una persona o animal (o sea célula viva). Esto significa que para sobrevivir y replicar su material genético debe ingresar en nuestro cuerpo y así reproducirse.

Estructura del coronavirus de Wuhan. Imagen: CDC/ Alissa Eckert, MS; Dan Higgins, MAM

Los virus siempre han existido en nuestro ecosistema, son parte de nuestro ambiente. Pueden infectar a nuestras mascotas (parvovirus canino), plantas (virus del mosaico del tabaco), nos pueden causar diarrea (rotavirus) o gripe (influenza). De hecho, actualmente se conocen 5 mil especies de virus. ¿Cómo se propaga? Por microgotas expulsadas por una persona enferma, ya sea por un estornudo o tos.

Entonces el COVID-19 ¿qué tan pequeño es? imaginemos que tu cubrebocas sencillo son 10 canchas de fútbol, y el COVID-19 serías tú en la cancha con los brazos extendidos. Una mascarilla N95 sería media cancha de básquetbol, tú serias el COVID-19 tratando de defender tu área. La mascarilla FFP sería una cancha de 100 metros planos y el COVID-19 podría pasar corriendo como Usain Bolt sin problema a través de ellas.

Calle Madero, CDMX (foto: Santiago Arau)

El COVID-19, mide unos 20 nanómetros de diámetro,

En un cubrebocas sencillo los orificios entre su tejido son de 16 y 150 micras,

Una mascarilla N95 (con filtro) tiene un orificio de 0.3 micras

El coronavirus esta recubierto por varias capas y una principalmente de grasa, cuando nos lavamos las manos el jabón destruye esa capa de protección del virus, además el movimiento del agua ayuda a llevarse los otros virus o bacterias que también están en nuestras manos.

Por favor, dejemos los cubrebocas y máscaras para el personal médico o de investigación que realmente lo necesita para seguir protegiéndose en su trabajo y que se encuentran más cercanos al riesgo del COVID-19.

Silvia Meyer Nava, candidata a doctorado